La Gestación trae
consigo una etapa de múltiples cambios para la mujer en lo referente a su salud
mental, hormonal, social y física. Dentro de los cambios físicos ocurren alteraciones
en la biomecánica corporal ocasionados por:
- El aumento en el perímetro del tórax,
- El aumento en el perímetro de la cintura y la cadera,
- El aumento progresivo del peso y migración del centro de gravedad corporal total.
Lo cual genera en las
mujeres embarazadas un ajuste postural secundario a la acentuación de las
curvaturas fisiológicas de la columna vertebral en la cifosis dorsal y la lordosis
lumbar. (Ruiz y Carrillo,s.f.)
El Colegio de
Obstetras y Ginecólogos de los Estados Unidos (American Collage of
Obstetricians and Gynecologist, 2002, 2004) hace algunos años dio a conocer las
recomendaciones para el ejercicio durante el embarazo y el posparto con el
propósito de animar a la población femenina a mantenerse activa y en buen
estado físico durante la gestación. Según ACPG, las mujeres embarazadas pueden y deben hacer ejercicio con moderación
al menos 30 minutos todos o casi todos los días. Los ejercicios más cómodos
y mejor tolerados durante el embarazo son aquellos de bajo impacto y en los que
el cuerpo no debe soportar un peso adicional; es por eso que los ejercicios de
la Técnica Pilates son ideales para realizarlos durante el embarazo, aumentando
su frecuencia e intensidad durante el posparto.
La práctica de ejercicio físico durante el embarazo:
- Mejora la condición cardiovascular y muscular,
- Favorece la corrección postural,
- Evita un aumento excesivo de peso,
- Disminuye las molestias digestivas y el estreñimiento,
- Aumenta el bienestar psicológico reduciendo la ansiedad la depresión y el insomnio, lo cual proporciona a la embarazada una mejor condición física general,
- Y le permite enfrentarse a la carga física del embarazo, parto y posparto con menores riesgos para su salud general (Prevedel, Calderón y Rudge, 2003).
EL EJERCICIO EN LA
GESTACIÓN
Estudiosos como
Wolfe (1989) y Chasan‐Taber et al. (2004) comprueban el efecto
positivo que tiene la actividad física sobre el embarazo, recomendando
ejercicios como caminar y nadar para lograr una mejor salud física y mental.
Además, coinciden en que toda mujer embarazada debe, en su medida, realizar
actividad física de forma sistemática, siguiendo las recomendaciones y
precauciones al respecto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el nivel de
adaptación al ejercicio antes del embarazo es un factor definitivo en la
tolerancia de la actividad física durante la gestación. Una mujer sedentaria
que se embaraza tendrá menos probabilidades de tolerar cualquier tipo de
ejercicio si no está condicionada para ello. Además, las alteraciones
biomecánicas que trae consigo esta etapa generan gran incomodidad física y
mental, lo cual impedirá una adecuada respuesta al ejercicio, causando
molestias, mayor fatiga y un deterioro en su salud mental.
Antes de prescribir
cualquier tipo de ejercicio durante la gestación hay que tener en cuenta los
cambios fisiológicos que en esta etapa se presentan: a nivel cardiovascular
ocurre un aumento del gasto cardíaco, del volumen sanguíneo y de la frecuencia
cardíaca, y una disminución de la resistencia vascular periférica. El aumento
del volumen sanguíneo es uno de los cambios más importantes durante el embarazo
y se produce con el objeto de llevar una mejor irrigación sanguínea a todos los
órganos y estructuras corporales en desarrollo, produciendo así un adecuado
intercambio de nutrientes entre el feto y la placenta.
A nivel
respiratorio, de acuerdo con Chauvin et al. (1988), se aprecia aumento de la
ventilación pulmonar, de la frecuencia respiratoria, disminución del volumen
residual y sensación de dificultad respiratoria.
Haciendo referencia
al sistema músculo-esquelético, la embarazada presenta, generalmente,
hiperlordosis lumbar para compensar el peso del útero, hiperlaxitud
ligamentaria y una marcha vertical que deja entrever la dificultad de la
musculatura de la pelvis para responder a la transitoria mecánica corporal
impuesta por el estado grávido. En algunos casos hay dolores de rodilla,
calcáneo y tarso por la carga adicional y afortunadamente momentánea que deben
soportar estas articulaciones. Los cambios posturales están influenciados por
el peso del útero y los cambios hormonales que relajan los cartílagos y el
tejido conjuntivo de la sínfisis púbica y de las articulaciones sacro ilíacas
para facilitar el parto. A nivel metabólico se presenta en la gestante
hipoglicemia en ayuno y un mayor requerimiento calórico. Además, se observa un
aumento de la temperatura corporal, secundaria al aumento de volumen sanguíneo
(Drasutiene et al., 2007;
Pereira et al.,
2007; Sroczynski 2002).
El embarazo se
acompaña con frecuencia de alteraciones en el estado emocional como inquietud,
ansiedad, apatía, dificultades para conciliar el sueño y trastornos de las
conductas alimentarias. Algunos expertos consideran que el embarazo es una
crisis de maduración en la cual se pueden presentar reacciones de ansiedad y,
sobre todo, de labilidad emocional (Pien y Schwab, 2004; Poudevigne y ’Connor,
2006; Sahota, Jain y Dhand, 2006).
Por consiguiente, en
muchas mujeres la noticia del embarazo provoca diferentes reacciones: temor,
ansiedad, alegría, tristeza; sólo un buen programa de ejercicios que podrá
ayudar a las gestantes a mitigar las angustias generadas en esta etapa del
desarrollo humano.
Paisley, Joy y Price
(2003) en su estudio “Ejercicio durante el embarazo”, demuestran una serie de
respuestas fisiológicas al ejercicio en el embarazo, durante y después del
ejercicio; éste aumenta la resistencia cardiopulmonar, la flexibilidad, el
equilibrio y la coordinación polimuscular, de manera que son grandes los
beneficios para la madre y para el feto que recibe una gran cantidad de
estímulos vestibulares con cada uno de los movimientos con los cuales la
gestante se ejercita física y mentalmente, permitiendo aproximarse al parto con
tranquilidad, felicidad y confianza (Koshino 2003; Ning et al., 2003; Carvalho
y Rolim, 1999).
Es por ello que los
ejercicios más aconsejables en el embarazo son los que activan los músculos del
tronco, porque permiten proteger las estructuras de la columna vertebral y las
articulaciones sacro ilíacas, facilitando la carga del útero y haciendo más
fácil y menos tortuoso el momento del parto (American College of
Obstetricians and
Gynecologist, 2004).
Cuando se encuentran
en estado de gravidez, las estudiosas del movimiento humano son capaces de
percibir cómo todos los ligamentos del cuerpo se distienden, además de sentir
lentitud en las acciones musculares, debilidad de los músculos abdominales,
lumbares y dorsales, lo cual se traduce en molestias e incomodidades dolorosas.
La solución a esas pequeñas molestias sólo puede ser remediada con un programa
de ejercicios de bajo impacto que incluyan ejercicios respiratorios, ejercicios
circulatorios, ejercicios pélvicos, estiramientos y relajación.
LA TÉCNICA PILATES
A comienzos de siglo
XX, Joseph Pilates creó una serie de ejercicios como método de
acondicionamiento físico bajo el principio del control del movimiento que llamó
"contrología" o "arte del control", esto se refiere al uso
que hace la mente para controlar los músculos enfocándose primordialmente en la
correcta postura de aquellos que ayudan a sostener el cuerpo, en particular la
musculatura vertebral que contribuye a la alineación de la espina dorsal y a la
prevención y alivio de dolores de espalda. Pilates definía su método como “la
completa coordinación entre la mente, el cuerpo y el espíritu”.
La técnica Pilates
es, básicamente, un enfoque de ejercicios integrados y controlados, en los que
cuerpo y mente se retroalimentan y se influyen mutuamente, siendo esta
característica la que establece la diferencia con otras técnicas o formas
modernas de ejercicio físico.
Pilates fundamenta
su técnica de acondicionamiento físico y rehabilitación en ocho principios:
- Relajación,
- Concentración,
- Fluidez de movimiento,
- Resistencia,
- Respiración,
- Coordinación,
- Centro de energía del cuerpo y Precisión (alineación).
La integración de
estos ocho principios en el ejercicio ha revolucionado la actividad física
convencional al punto que en la actualidad más de la mitad de los gimnasios y
centros de acondicionamiento físico en el mundo han ido paulatinamente
reemplazando la tradicional gimnasia aeróbica por la técnica creada por
Pilates.
Si durante la gestación
la madre entrenada en el método decide continuar con
Pilates, debe
realizar una serie de modificaciones en los ejercicios sin dominio previo del
centro del cuerpo para prevenir lesiones, y la concentración en el centro del
cuerpo deberá desplazarse lateralmente, es decir, concentrar la respiración a
nivel costal inferior.
La práctica del Método Pilates, con la asistencia
profesional competente, reúne todas las cualidades y requisitos para ser
considerada segura y eficaz en el logro de los objetivos propuestos para un
embarazo saludable, un parto sin complicaciones y una recuperación posparto con
el mínimo de incomodidades.
Al ser un programa
de ejercicios ligeros diseñado para fortalecer y tonificar los músculos
mediante un suave estiramiento, permite el acondicionamiento cardiovascular,
fortalecer la musculatura, aumentar la flexibilidad, mejorar la postura, la
coordinación, respiración y concentración. Además, a través de su práctica la
mujer embarazada conocerá mejor su cuerpo y aprenderá a “escuchar” sus
mensajes, dominará de mejor forma y conscientemente sus movimientos lo que
contribuirá a disminuir la ansiedad, permitiéndole vivir y disfrutar de este
trascendental período de su vida en forma saludable. Por esto, Pilates es un sistema de acondicionamiento
ideal para mujeres embarazadas y una excelente alternativa para la recuperación
post‐parto, siendo seguro tanto para la madre como
para el bebé. Como todo programa de entrenamiento físico en el embarazo, se
recomienda comenzar a practicar el método cuando las molestias de los primeros
meses de embarazo comiencen a desaparecer.
Algunos de los beneficios que trae Pilates al sano
desarrollo del embarazo son:
- Disminución de la tensión muscular generalizada (relajación por medio de elongación muscular),
- Fortalecimiento muscular,
- Estabilidad articular,
- Mejor oxigenación tisular y fetal (la técnica utiliza la respiración como elemento esencial en cada uno de sus movimientos),
- Disminuye la fatiga,
- Mejora el retorno venoso,
- Mantiene y mejora la movilidad de las articulaciones,
- Fortalece el piso pélvico,
- Alinea y mantiene una adecuada postura,
- Mantiene el peso corporal,
- Mejora los niveles de energía,
- Mejora el sueño y la relajación creando hábitos de vida saludables.
Cuando se decide
trabajar Pilates en el embarazo se recomienda que cada ejercicio se realice de
forma moderada, de manera que no supere el 70% del volumen máximo de oxígeno,
manteniendo frecuencias cardíacas maternas por debajo de 140 latidos por minuto
(70% de su Frecuencia cardíaca máxima teórica). Una vez iniciada la técnica,
debe realizarse un trabajo muscular relajado donde la gestante aprende y conoce
cada movimiento corporal haciendo hincapié en la respiración costal inferior;
el propósito, más que un esfuerzo es el disfrute del movimiento.
El cambio o
transición entre un ejercicio y otro es suave y lento permitiendo de esta
manera un autoconocimiento corporal a partir de la coordinación multi-muscular,
el equilibrio articular, el control postural y el bienestar emocional.
Las mamás Pilates refieren embarazos más
placenteros, sensaciones de mayor interacción madre‐feto y más seguridad
física y mental incluso después del parto.
LA PROPUESTA
Hay cientos de
ejercicios para preparar física y mentalmente a las gestantes. En la actualidad,
Pilates se ha convertido en un híbrido y, como cualquier método con énfasis en
el movimiento, es vulnerable a la interpretación y variaciones de acuerdo con
la experiencia de cada practicante. Lo importante es disfrutar el ejercicio y
obtener los resultados esperados.
Pilates es un
ejercicio, un régimen de entrenamiento físico basado en el cuerpo en su estado
más natural: en movimiento. Es un arte, es una danza que debe perfeccionarse
diariamente, es una técnica tan precisa y de tan alta concentración que sus
resultados permanecen para siempre.
La propuesta PILATES
Y GESTACIÓN Es una técnica que
consiste en una serie ordenada de ejercicios que trabajan el cuerpo como un
todo. Antes de empezar hay que realizar una evaluación muy rigurosa de la
gestante en lo que se refiere a estructuras, funciones y limitación en la
actividad para planear un trabajo riguroso con la mínima repercusión articular.
En cada movimiento, los músculos se estiran y fortalecen simultáneamente con
posiciones que cambian de supino a sedente y de pie. La mente se activa durante
el ejercicio, desarrollando la conciencia del propio cuerpo (Ungaro, 2002).
Se recomienda
iniciar el método Pilates a partir del 4 mes de gestación, cuando todas las
incomodidades propias del embarazo hayan desaparecido, con el fin de lograr un
mayor control mental y un disfrute del movimiento corporal. Por recomendaciones
del American College of Obstetricians and Gynecologists (2004), la técnica
puede realizarse todos los días durante 30 minutos, siempre teniendo en cuenta
la tolerancia de la gestante y debe ser suspendida inmediatamente si amenaza la
vida del feto y/o de la madre.
Las sesiones de
acondicionamiento físico deben ser individualizadas y practicadas en un lugar
cómodo y cálido. El progreso de la técnica depende del avance de la gestante.
Es por ello que el programa se ha dividido en niveles de tratamiento y la paciente
avanzará en la medida de su compromiso y tolerancia al ejercicio.
Se proponen cuatro
niveles de tratamiento:
- Fundamentación (principios de Pilates),
- Terminología (vocabulario Pilates),
- Iniciación, y
- Control y respiración.
Cada uno de estos
niveles puede ser logrado con la motivación necesaria para alcanzarlo. En los
dos primeros niveles se trabajan las técnicas de Relajación, Re‐educación
Postural y Propiocepción en diferentes posiciones con el fin de memorizar los
principios y el vocabulario Pilates. Una vez se detecten cambios físicos,
mentales y actitudinales en la embarazada, se iniciará el 3 nivel.
El nivel de
iniciación es quizá la etapa más larga del entrenamiento porque con un solo
ejercicio en una misma posición se trabaja el movimiento, integrando lo aprendido
en los dos niveles anteriores. La gestante estará lista para la nueva etapa una
vez sea consciente de cada uno de los movimientos de su cuerpo y cómo esos
movimientos producen una respuesta refleja en el bebé. En el último nivel se realizan
los ejercicios descritos por PILATES y que utilizan una Taxonomía Universal;
éstos deben ser adaptados de acuerdo a las condiciones de cada gestante y no
deben exceder 20 minutos de práctica. Al final de cada sesión se recomiendan 10
minutos de relajación.
CONCLUSIONES
Lo maravilloso del
ejercicio físico no es mantenerse saludable durante la gestación, sino
prepararse para la carga física y mental que se necesita en el posparto, sobre todo
cuando se tiene la responsabilidad de atender las necesidades de uno, dos, tres
o más seres que requieren toda la atención. Si no existe el suficiente control sobre
cada uno de los movimientos del cuerpo, será difícil soportar las horas de trabajo
materno que imponen los cambios de la naturaleza y los designios divinos.
Una buena
preparación física con Pilates facilita considerablemente la vida no sólo a lo
largo del embarazo sino durante el parto y la lactancia.
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