sábado, 4 de enero de 2014

FOMENTA Y ESTIMULA EL JUEGO IMAGINATIVO

Los niños aprenden mucho de los eventos dramáticos de sus vidas diarias, y de la fantasía. Cuando tu hijo se inventa un escenario y una línea argumental y la llena con sus personajes ("Yo soy el papá y tú eres el bebé y tú estás enfermo"), desarrolla habilidades sociales y verbales. A través de esto trabajará sus asuntos emocionales a medida que vuelve a recrear escenas que implican sentirse triste, contento, asustado o seguro. 

Imaginarse a sí mismo como un superhéroe, un caballo o un mago le hace sentirse poderoso y le enseña que es él quien está al mando: puede ser quien él quiera. Además está practicando autodisciplina y estará creando reglas para sí mismo o para un amigo (las intrincadas reglas que los niños crean entre ellos siempre sorprenden a los adultos). Y también desarrollará su comprensión de la causa y el efecto a medida que se imagina cómo una rana o un perro se comportarían en una situación en particular.

Quizás lo más importante de crear situaciones imaginarias y seguirlas hasta una conclusión, es que le enseña a tu hijo a pensar de forma creativa y a resolver problemas. En un estudio, no sólo los niños que eran imaginativos cuando eran jóvenes tendían a conservar esta cualidad de mayores, sino que además eran mejores para resolver problemas. Cuando se les hizo una prueba más adelante en su vida, los "imaginadores" tempranos tenían más recursos que utilizar cuando se trataba de manejar desafíos o situaciones difíciles, como qué harían en caso de olvidarse de un libro que necesitaban ese día en la escuela.

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